El trabajo de un grupo de jóvenes diseñadores en La Habana, tanto cubanos como extranjeros, se ha omitido en todas las recientes reseñas sobre la Historia del Diseño en Cuba. Aquà intentamos recuperar parte de esa historia.
En 1967 se creó en Cuba un nuevo ministerio, el de la Industria Ligera. Nuestra relación con el Diseño Industrial surge a partir del traslado mÃo y de mi esposa, MarÃa Teresa Muñiz Riva a principios de 1968 desde el Viceministerio de Viviendas a ese nuevo ministerio. Este traslado era consecuencia de la comprensión del Ministro Enrique Escalona de la importancia del diseño para el trabajo que ese ministerio estaba llamado a cumplir.
Inicialmente pasamos a formar parte del Departamento de Estudio de Productos, dirigido por Wilfredo BenÃtez y donde ya se encontraba trabajando un grupo de diseñadores entre los que merece destacarse el equipo encabezado por Iván EspÃn. Inicialmente trabajamos en el análisis de la posible incidencia del diseño en una amplia variedad de ramas de la Industria Ligera. De esos momentos iniciales conservo alguna foto de propuestas de diseño para joyerÃa o juguetes.
Al diseño de muebles nos dedicamos a raÃz de la creación, a fines de 1968 y como parte de la Dirección de Desarrollo del Ministerio de la Industria Ligera de un Departamento para el estudio de las perspectivas de desarrollo de la Industria del Mueble. Este debÃa ser un grupo interdisciplinario y para dirigirlo se pensó en un arquitecto como el profesional que tendrÃa una visión lo más completa posible de todos los aspectos del problema. Esa responsabilidad me fue asignada teniendo en cuenta mi experiencia en el campo de la vivienda ya desde mi época de estudiante.
Allà trabajamos, entre otros, Arnaldo RodrÃguez un economista de nueva promoción con experiencia en trabajos de investigación, la ingeniero industrial Silvia FrÃas, Suzana Eremie una rumana especialista en tableros de partÃculas y de fibras y el viejo Ismael LamÃ, ebanista artesano de la vieja escuela, pero abierto a las nuevas ideas. El diseño vino más tarde, pues entonces eran los problemas tecnológicos y de materiales los más importantes de momento. Sólo a principios de 1970 se inicia el estudio de soluciones de diseño con la incorporación al grupo del Arquitecto Heriberto Duverger. Aquà también inició su formación en como diseñadora la joven Aurora Mesa, quien después continuó estudios con Iván EspÃn en la Escuela de Diseño Industrial del Ministerio de Industria Ligera. Dos objetivos veÃamos en el trabajo de diseño en esta etapa:
- comprobar la adecuación de las nuevas tecnologÃas a la solución de los problemas inmediatos del mobiliario,
- explorar la gama de posibilidades que a largo plazo abren las nuevas tecnologÃas.
Por su parte, MarÃa Teresa Muñiz Riva permaneció en el Departamento de Estudio de Productos, donde tuvo a su cargo el desarrollo de mobiliario escolar. Su trabajo se plasmó en tres escuelas de carácter experimental: la escuela para los hijos de las trabajadoras de la Fábrica de Calzado Plástico, la escuela primaria de la Cooperativa de Pescadores de Cienfuegos y el Semi-internado de Primaria de Birán.
Además de los diseños llevados a la producción ella colaboró en las investigaciones de otros grupos de la Dirección de Desarrollo, entre ellas una que se referÃa a la propuesta para la producción de mobiliario plástico destinado a las guarderÃas infantiles.
Cuando a fines de 1970, al ser sustituido Escalona, desaparece el Departamento de Desarrollo de la Industria del Mueble, y una vez presentadas sus recomendaciones a los organismos interesados, se nos pidió la realización de una serie de prototipos que demostraran los principios fundamentales propuestos:
- desarrollo de la producción de muebles utilizando como materia prima los tableros de partÃculas fabricados a partir de bagazo de caña y fabricados mediante lÃneas continuas automatizadas de alta productividad,
- concepción del mueble como un sistema de elementos modulares estandarizados con múltiples posibilidades combinatorias,
- utilización del mueble como elemento para dividir y articular el espacio interior de la vivienda, en sustitución de los pesados y costosos "grandes paneles" de hormigón entonces en uso.
Para esta tarea se creó un grupo de diseño compuesto por MarÃa Teresa Muñiz Riva, Heriberto Duverger y Reinaldo Togores, que radicarÃa en las instalaciones para la elaboración de prototipos con que contaba la Empresa del Mueble junto al RÃo Almendares.Â
Asà fue que desarrollamos una serie de diseños donde se exploraban las posibilidades de las diversas tecnologÃas tanto disponibles como proyectadas. Entre ellas:
- Asientos en que se empleaba el cordón plástico para las superficies de asiento y respaldo.
- Muebles de madera contrachapada con uniones encastradas pensados para el ensamblaje por el usuario y la distribución en paquetes planos.
- Muebles de estructura metálica combinada con textiles, contrachapados y tablero de partÃculas.
- Muebles de almacenaje construidos a partir de tableros de partÃculas, ensamblables por el usuario y diseñados para ser distribuidos en paquetes planos.
Lo propuesto no se limitaba a la esfera de la producción de muebles. Era uno de nuestros objetivos el demostrar la participación necesaria de otras ramas de la industria en la creación del ambiente de la vivienda. Asà se incluyeron en el programa de diseño las lámparas y la gráfica mural destinadas a la reproducción masiva.
Esta tarea se extendió por un plazo de dos años, en que se desarrolló una multitud de diseños para demostrar nuestras ideas y se realizaron una serie de acciones para divulgarlas. Merecen destacarse:
- la realización de mobiliario para tres escuelas de carácter experimental,
- el amoblamiento del módulo de vivienda experimental construido en la localidad de Wajay bajo la dirección del Arquitecto Fernando Salinas,
- la muestra MUEBLEPARED donde se expusieron los principios que venÃamos proponiendo.
- la colaboración con instituciones tales como el "Taller Experimental de Diseño" aportando nuestros prototipos para algunas de sus actividades.
Como tantas otras iniciativas en la Cuba del último medio siglo, todo quedó en propuestas, planos y prototipos. Salvo en las tres escuelas mencionadas, de ahà no pasó. La industria estatalizada ha sido incapaz de cumplir las expectativas que entonces tenÃamos. Por otra parte la historiografÃa oficial ha ignorado los trabajos pioneros que se acometieron en este campo, desde el Ministerio de la Industria Ligerabajo la dirección del ministro Enrique Escalona.
Con Eva Björklund en la Plaza Sergels Torg, Estocolmo, 1969.
A la derecha una de las piezas diseñadas por Eva.
La única información sobre el equipo de diseño que dentro del Departamento de Desarrollo de Productos encabezó Iván EspÃn junto a los arquitectos Eva Björklund y Manuel Miyar, asà como la diseñadora de textiles Yule Amado es el artÃculo de Eva Möbler för Kubaner publicado en la revista sueca FORM en 1969.
Tampoco aparecen nombres de otros diseñadores que trabajaban allà como Vico, Bérriz o Puig. Y salvo un artÃculo sobre el mobiliario escolar aparecido en la Revista Arquitectura/Cuba, nuestro trabajo ha sido igualmente ignorado.Estas iniciativas pioneras debidas al interés de Enrique Escalona por una producción industrial de calidad, entre ellas la Escuela de Diseño Industrial e Informacional del MINIL, desaparecieron cuando fue sustituido al frente del Ministerio. Los motivos para esa sustitución nunca se hicieron públicos. Hoy es imposible encontrar referencia alguna a su persona en documentos oficiales.
Los estamentos oficiales optaron por favorecer la producción de muebles de lujo, utilizando la caoba y otras maderas preciosas combinadas con las pieles naturales, dedicados a amoblamientos especiales en despachos oficiales y pensados para la exportación, estableciendo para ello un establecimiento en ParÃs que comercializaba los diseños de Gonzalo Córdova y MarÃa Victoria Caignet.
Propaganda del mobiliario cubano de
lujo para exportación.
Revista Le Journal de La Maison,
Paris, 1969.
Esa empresa no tuvo mucha fortuna. Al parecer, según se comentaba entre los técnicos de la industria del mueble, el grado de humedad en las maderas empleadas para su construcción resultaba muy alto -como corresponde al clima tropical cubano- y al someterlas al ambiente extremadamente seco de los locales con calefacción europeos se agrietaban y torcÃan.
Sin apoyo oficial nuestra labor no tenÃa entonces posibilidad de desarrollo. Se cerró asà una etapa en nuestras vidas profesionales. La industria estatalizada no encontró uso para nuestras propuestas de diseño. No hubo más opción que el regreso de todos nosotros al Ministerio de la Construcción donde el inicio entonces del plan de construcciones escolares parecÃa prometer nuevas oportunidades.