Por Lohania Aruca Alonso. ARUCA ALONSO, Lohania. Arquitectura cubana del siglo XXI. ¿Solamente conflictos sin solución? Arquitextos, São Paulo, año 12, n. 142.02, Vitruvius, mar. 2012 <http://www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/12.142/4269>. Localización de Camagüey ciudad de la República de Cuba, en el área del Caribe [Cubarte] El segundo coloquio nacional “Por la Arquitectura Cubana” convocado por la UNEAC, filial de Camagüey, para tratar acerca de los problemas actuales de la arquitectura, el urbanismo y los arquitectos en Cuba, tuvo lugar en dicha ciudad, del 1º al 5 de octubre de los corrientes. Fue coauspiciado por la Unión Nacional Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC), la Facultad de Construcciones de esta provincia y la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, en cuya sede remozada y hermosa radicó el encuentro. Patio de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, edificio donde se efectuó el II Coloquio Por la Arquitectura Cubana del 2011 [Cubarte]Participaron en el evento arquitectos y arquitectas, historiadores de arte, historiadores de otras especialidades, profesores y estudiantes de Arquitectura. Entre los presentes se encontraban la Profesora emérita Lourdes Gómez Consuegra, por la Facultad de Construcciones de la Universidad de Camagüey, y también el Profesor emérito Sergio Ferro Cisneros, por la Facultad de Arquitectura del ISPJAE. Un invitado especial fue el cineasta Roberto París quien presentó su filme “No tenemos derecho a esperar” estreno del año 1971. Este documental, que es considerado un testimonio paradigmático de la actividad constructiva de la primera etapa revolucionaria, se ilustra con amplitud las diversas dimensiones del plan nacional de construcciones de todo tipo (agropecuarias, industriales, escolares, de salud, etc.), que emprendió el Gobierno revolucionario cubano al inicio de la década de los 70´s, apoyada por sobresalientes profesionales del sector y por la fundación de las microbrigadas de constructores. Los ejes centrales del debate fueron: el arquitecto y su obra; las circunstancias y posibilidades que existen o no para que estas labores se lleven a cabo respondiendo con calidad a las necesidades de la sociedad cubana, lo que supone una revisión crítica de la situación actual para su transformación inmediata (“cambiar todo lo que debe ser cambiado”); y las bases sobre las cuales se plantea la correcta formación de los nuevos profesionales. Vinculada al tema central, se inauguró una exposición que mostró la vida y obra profesional ejemplar de los arquitectos Vicente Lanz y Margot del Pozo; esta fue presentada por el arquitecto Juan García Prieto, en la jornada de apertura. Una vista de la exposición sobre la vida y obra de los arquitectos cubanos Margot del Pozo y Vicente Lanz (fallecido) [Cubarte] Posteriormente, el arquitecto García amplió la información en una conferencia rica en ilustraciones sobre las experiencias y reflexiones de esta pareja que se mantuvo unida amorosamente a lo largo de toda su vida. Los textos originales de una entrevista realizada previamente a Lanz y del Pozo, fueron leídos por García, en ellos se reafirmaba su lealtad a la profesión y a la Revolución cubana, a pesar del cambio sucedido en el contenido de su actividad privada por empleos en equipos de diseño estatales dedicados a construcciones sociales que tuvieron que ver con proyectos de edificaciones muy variadas. En la mañana del domingo 2 de octubre, los asistentes al evento participaron en una visita al centro histórico camagüeyano, dirigida por el arquitecto William Rodríguez Ramos. Los valores históricos y arquitectónicos de este centro urbano, fundado por el conquistador español Diego Velázquez hace casi medio milenio (1514) en el Puerto del Príncipe (o de Nuevitas), y refundado en más de una ocasión hacia el centro este de la isla de Cuba, fue reconocido en 2008 por la UNESCO y adicionado al Listado del Patrimonio de la Humanidad. El recorrido por dicho centro histórico, comprendió el paseo comercial, o calle peatonal tradicionalmente comercial (mal llamado bulevar en otras provincias) (1), ubicado en la calle Maceo, desde la Plaza Maceo hasta la Plaza de la Solidaridad (o de la Soledad, así llamada por la Iglesia católica en que desemboca su perspectiva visual). La reconstrucción y remodelación del ahora Paseo comercial estuvo bajo la dirección del arquitecto Héctor Don Otero y de Yosmel Díaz Pérez, como arquitecto a pie de obra. Es notable el estudio de la vía, de cada uno de sus elementos: por ejemplo, el pavimento ha sido cuidadosamente diseñado, teniendo en cuenta no sólo su aspecto estético, sencillo y elegante, sino también la delimitación de cada una de sus funciones, relacionadas con el acceso y uso de los peatones, o, de los vehículos que distribuyen cotidianamente el abastecimiento a los comercios y hoteles que flanquean el Paseo; también se logra con acierto la forma de colectar y evacuar los desechos líquidos o sólidos sin afectar los detalles decorativos. Paseo comercial Maceo, perspectiva. Al fondo la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] El Paseo comercial se cualifica arquitectónicamente con edificios notables del Movimiento Moderno, como “El Encanto” (ca.1940). También se encuentran hoteles antiguos, de la época colonial, como el Gran Hotel, que ha aumentado sus servicios de alojamiento y gastronomía con un nuevo y pequeño hostal,recuperado recientemente por la Inmobiliaria del Ministerio del Turismo: “El camino de Hierro”, que fue inaugurado el 16 de abril de los corrientes. Este último, en el siglo XIX, fue un popular establecimiento comercial situado en la intersección de las calles República y Maceo, muy concurrida y pintoresca, pues precisamente frente a ese espacio (ahora Plaza de la Solidaridad), se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad (1758-1776, según Weiss) (2) y el Parque del Gallo, recientemente remodelado. Hostal "El camino de Hierro" frente a la Plaza de la Solidaridad, y al Parque del Gallo, Centro Historico de Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] Parque del Gallo, sitio tradicional del Centro Histórico de Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] Esa mañana dominical también visitamos la sede de la Maqueta de la ciudad de Camagüey, una contribución científico técnica al estudio del urbanismo y la arquitectura cubanas que nos ofrece una magnífica visión panorámica de la ciudad, destacando las diferentes etapas de su crecimiento urbano. Algunos de los arquitectos que expresaron en su obra construida los principios del Movimiento Moderno (MOMO), en la ciudad y en otros municipios de Camagüey, se pueden apreciar como parte de una breve pero educativa exposición. Allí aparecen las obras más destacadas de la arquitecta Elena Ramos (1920), como son el Casino Español en el municipio de Florida, de Jorge de Quesada (1927) y de otros camagüeyanos, aún poco conocidos y reconocidos por la historia de la arquitectura cubana. La importancia del arte decó, del funcionalismo y del estilo internacional en edificios privados y públicos, identificó las tendencias de la actividad arquitectónica previas a 1959. Arquitecta Elena Ramos (1920) y parte de su obra construida Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] Arq. Juan Ramos (1930-2007) y ejemplos de su obra construida en Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] Con posterioridad a ese hito histórico, se lucen obras del arquitecto Reinaldo Togores (1939), quien hizo notables aportes a la arquitectura promovida por el Gobierno revolucionario en el campo de la educación: la Escuela Vocacional “Máximo Gómez” de Camaguey es una de las más conocidas internacionalmente; mientras que de Octavio R. González (1942) -presente en el II Coloquio-, se muestra el proyecto del microdistrito Montecarlo, una contribución a la modernización urbana de la ciudad. Arquitecto Reinaldo Togores (1939) Escuela Vocacional Máximo Gomez de Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] Arquitecto Octavio R. González (1942) obra urbanística, microdistrito Montecarlo en Camagüey Foto Lohania Aruca Alonso [Cubarte] La Maqueta de la Ciudad de Camagüey nos permite visualizar de un solo golpe este singular conjunto urbano; los colores diferencian las distintas etapas del crecimiento de la ciudad, de modo que se comprende con rapidez los contornos y contenido del centro histórico, y las épocas constructivas más recientes, donde se percibe claramente el crecimiento desordenado (incontrolado) de los barrios periféricos. Esta es una de las amenazas que actualmente afronta el desarrollo urbanístico y arquitectónico camagüeyano, al igual que muchas otras ciudades cubanas. El problema fue explicado exhaustivamente, con gran dominio de sus causas y consecuencias inmediatas, por el arquitecto Wilfredo Rodríguez en la ponencia titulada “Diamante en el basurero”. En la primera ponencia del evento “Arquitectos sin arquitectura? Una contracultura de la profesión en Cuba” el arquitecto Florentino Rivero Moger, se refirió directamente a la pérdida de valores en la profesión y a la existencia de una “contracultura” (3) (negativa) que niega lo más esencial y preciado de la profesión su aporte a un entorno ordenado, digno y bello, que tenga equivalencia con los avances que se desarrollan en otros campos de la cultura. El ponente hizo especial hincapié en lo que atañe a la falta de reconocimiento de la autoridad facultativa del arquitecto, y al poco o ningún reconocimiento del derecho de autor por parte de las instituciones que se encargan de las construcciones en Cuba. Cuestiones estas que deben ser solucionadas con urgencia y eficacia, si se desea realmente que se restaure el orden y la legalidad en lo tocante al territorio, las ciudades y la arquitectura, teniendo en los arquitectos y arquitectas los protagonistas del cambio necesario. “Arquitectura cubana, hasta luego” del arquitecto y crítico de arte Nelson Herrera Ysla, fue leído en ausencia del autor, contando con su previa autorización. En general el trabajo se refiere al proceso de decadencia que marca las últimas décadas de la arquitectura en Cuba, a pesar de la intensidad de los trabajos de construcción que se han realizado en el caso de edificios para el turismo, y de las infatigables labores, extensa y cualitativamente apreciables, que ocurren en los temas del patrimonio arquitectónico y urbano en casi todas las provincias del país. ¿Qué aportan al devenir y el avance de la arquitectura profesional cubana los últimos 30 años? Particular interés tiene su análisis y advertencias en el caso de las décadas más recientes, cito: “Los años 90, por su lado, desencadenaron una importante reacción constructiva en el sector turístico con vista a satisfacer las demandas planteadas por ese sector a raíz de intensas campañas publicitarias y la reinserción de Cuba en el panorama internacional. A nivel de diseño y realización muchos vieron en ese arranque inicial magníficas posibilidades para alcanzar una superior calidad en el orden conceptual, constructivo, ambiental, que elevara las esperanzas de renovar el maltrecho paisaje edilicio que nos rodeaba. Por contrario, poco a poco se vieron disminuidas. Sería difícil hoy destacar algunos logros en la arquitectura hotelera y recreativa: más bien lo usual es constatar el grado de homogeneidad de la mayoría de los proyectos realizados, intrascendentes por sus propuestas a pesar de contar con los mejores materiales y recursos disponibles en el país para la elaboración de cada obra. Tal ventaja –por no decir privilegio-- sobre otros programas constructivos no fue lo suficientemente aprovechada por arquitectos, diseñadores de interiores y paisajistas con el fin de propiciar el necesario salto cualitativo. Se ha perdido así una oportunidad, quizás la única, de revertir la situación lamentable en la que se encuentra la arquitectura cubana, distante en mucho de lo que en un momento dado de nuestra historia edilicia acaparó la atención y admiración de expertos y público en general. Una arquitectura anodina, plagada de esquemas y tópicos al uso en cualquier región del Caribe y del Mediterráneo, inunda algunos de nuestros mejores escenarios urbanos en su mayoría costeros, pero principalmente en cayos adyacentes del archipiélago cubano, en un patético afán por parecernos a cualquier lugar del mundo, como para no levantar demasiadas sospechas de originalidad, innovación y búsquedas en lo ambiental autóctono que tal vez pudieran molestar o desencantar a los turistas que nos visitan y, en igual medida, a las empresas patrocinadoras que los respaldan”. Otro tema principal abordado, que posee jerarquía nacional, lo presentó el arquitecto y doctor Rubén Bancrofft en el trabajo titulado “Formando arquitectos La Habana 2011”. En su intervención desplegó la propuesta de cambios en la carrera de Arquitectura, donde se subraya, en especial, la prioridad del fondo de tiempo para la investigación y el trabajo independiente de los alumnos y futuros arquitectos, y la necesidad de su vinculación más directa con la realidad del entorno en el cual deben desarrollar su profesión. Las relaciones de las construcciones con las áreas verdes, su creación, conservación y promoción racional, teniendo en cuenta las amenazas del cambio climático, entre otras, fue objeto de la disertación del arquitecto doctor Sergio Ferro Cisneros “Los arquitectos y la cultura de los verdes urbanos”. Esta intervención fue muy agradecida por todos los concurrentes debido a la calidad didáctica del expositor, por su experta conceptualización y primorosas ilustraciones. La ponencia sobre “El ambiente a diseñar espacio público/arte público” del profesor del Instituto Superior de Arte Raúl Navarro Padrón, fue leída en ausencia de su autor, por lo cual el debate fue limitado. En general, el II Coloquio ratifica la importancia de este encuentro bienal, a nivel nacional, que mantiene su centro en una de las ciudades históricas de mayor importancia económica y cultural de Cuba. Es innegable, y necesario, que la convocatoria se amplíe: que se incremente la participación de un número de profesionales de otras provincias cubanas; que se dirija la promoción del evento a la región del Caribe, e inclusive al continente suramericano, para que la confrontación entre realidades diversas, pensamientos y lenguajes propios de Nuestra América, nos acerquen, enriquezcan y hagan más productivo el evento. Pues, las experiencias que se exhiben en estos coloquios, tienen en cuenta sobre todo a las ciudades medianas y pequeñas; sus problemas y soluciones contemporáneos, siempre en relación con la identidad y cultura nacional y la local; y enfocan la formación profesional requerida para llenar las aspiraciones en cada caso, según sus posibilidades y contradicciones reales. Ello le confiere singularidad al evento nacional a que nos convoca Camagüey, y lo provee de un valor significativo poco alcanzado en otros eventos de arquitectura y urbanismo. Una vez más, desde estas breves líneas envío un mensaje doble: por un lado, la felicitación sincera y mi agradecimiento a los organizadores del evento, a sus auspiciadores y patrocinadores, por la importancia que tiene sacar de La Habana (ya sabemos que es la capital de todos los cubanos), los análisis en torno a las manifestaciones de la cultura nacional: de sus problemas y perspectivas de soluciones; por todo lo aprendido en cada una de sus sesiones de trabajo. Por otro lado, el llamado urgente a los funcionarios de la construcción en todas sus especialidades, nacionales y locales, entre estos a los denominados “decisores”, para que se interesen más en este evento y asistan a sus jornadas de debate en defensa de la arquitectura cubana. Desde luego, en el espacio y tiempo del III Coloquio Por la Arquitectura Cubana de 2013 habrá todavía mucha tela para cortar, por todos. notas
sobre la autora Lohania Aruca Alonso es miembro de la UNEAC, Vice-presidente de la Seción de Historia de la Asociación de Escritores y miembro de la UNAICC. |