Los ensayos sitúan la literatura latinoamericana, música y artes visuales en el contexto histórico, desde principios del siglo XIX hasta finales del siglo XX. Los temas incluyen la ficción narrativa y la poesía; las literaturas y cultura indígena; el desarrollo de la música, la escultura, la pintura, el arte mural, y la arquitectura; así como la historia del cine latinoamericano. Cada capítulo se acompaña de un ensayo bibliográfico.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX, los grandes edificios de La Habana fueron en su mayor parte diseñados por arquitectos estadounidenses y construidos por empresas estadounidenses. Este fue el caso, por ejemplo, del Hotel Nacional por McKim, Mead and White. Los estilos que aún dominaban en estos edificios son, ya sea el clasicismo francés (revisado por la Académie des Beaux-Arts) o el "Californiano" a una escala gigantesca, correctamente diseñados, pero sin ningún intento serio en cuanto a innovación arquitectónica. McKim, Mead & White, Hotel Nacional. Foto: Bin in Garten. En La Habana de los años veinte, se erigieron otros edificios enormes como La Metropolitana1, diseñado por Purdy y Henderson. El edificio del Parlamento2 (1929) fue construido en estilo neo-clásico, con la indispensable cúpula, diseñado por Raul Otero en colaboración con J. M. Bens y otros. Otero, Bens et al., Capitolio Nacional, en construcción. Fuente Umbrella Travel. También en el estilo "colonial" fue el 'rascacielos' de la Cuban Telephone Company en La Habana (1927), el primero de su clase en la ciudad, diseñado por el arquitecto Leonardo Morales.Dos movimientos comenzaron a llegar al Caribe dentro de la corriente opuesta al historicismo, movimientos que se movían en paralelo en casi toda América Latina en la década de 1930. Estos fueron el funcionalismo y, el estilo que llamaremos por abreviar, art deco. Este último, por ejemplo, fue llevado a La Habana por el arquitecto E. Rodríguez Castells, diseñador del famoso edificio para la Compañía Bacardí (1929), la notable destiladora de ron. E. Rodríguez Castells, Edificio Bacardí. Foto Christopher Michel. Varios inmigrantes españoles hicieron también su aparición en la escena cubana, incluyendo los arquitectos Martín Domínguez y R. Fábregas, muchos de ellos miembros del grupo llamado GATEPAC afiliado al Congrés International d'Architecture Moderne en Barcelona. Gente como Domínguez y Fábregas transmiten el mensaje del funcionalismo, que pronto producirá interesantes diseños como los de dos arquitectos locales, Alberto Camacho y el futuro historiador del arte colonial Joaquín Weiss (1894-1968). Emilio de Soto, Maternidad Obrera. Por la década de 1940, Cuba estaba ya más en sintonía con el peyorativamente etiquetado "estilo internacional". El arquitecto Emilio de Soto construyó edificios de apartamentos en La Habana en esta línea, e incluso la clínica Maternidad Obrera (1939) en Marianao. Mario Romañach, Casa Rufino Álvarez. Sin embargo, el verdadero punto de partida para las mejores tendencias modernas tuvo lugar a través de personas como Max Borges y Mario Romañach, que se especializaron en residencias particulares más que cualquier otra cosa. Los grandes proyectos, por su parte, fueron mayormente adjudicados a Emilio del Junco, Miguel Gastón y Martín Domínguez, que diseñaron, por ejemplo, el edificio de Radiocentro (1947). Emilio del Junco et al., Edificio Radiocentro. | Durante los años cincuenta hubo mucho movimiento dentro de la actividad arquitectónica en todo el Caribe. Así, por ejemplo, en La Habana Arquitectos Unidos amplió el Instituto Edison (1954), mientras que Ernesto Gómez Sampera completó el gran complejo residencial del FOCSA (1956). En el Caribe con frecuencia han sido los hoteles de lujo los que han servido para introducir y difundir las tendencias modernas de la arquitectura. Los primero fueron aquellos de la zona del Vedado en La Habana. Ernesto Gómez Sampera, Edificio FOCSA. En Cuba después de la Revolución los edificios más representativos de la nueva experimentación arquitectónica fueron la Unidad Habitacional de la Habana del Este (1959-3), y las famosas Escuela Nacional de Artes Plásticas y Escuela Nacional de Danza en Cubanacán (1960-3) de Ricardo Porro, que fueron un original intento de síntesis entre elementos africanos y coloniales, el sustrato de la cultura cubana. Ricardo Porro, Escuela Nacional de Danza Quizás la obra más trascendental fue, sin embargo, la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (1961-1970) de Humberto Alonso y otros, en las afueras de La Habana. En este excelente diseño están presentes todas las condiciones requeridas: la consideración del clima, la transparencia de las cerramientos, la provisión de abundantes zonas sombreadas. Humberto Alonso, Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría. Andrés Garrudo, Escuela Vocacional Lenin. En los años setenta, fueron construidas 5oo escuelas para no menos que 300.000 niños. Tres proyectos importantes deben mencionarse: la Escuela Vocacional V. I. Lenin (1972-74), de Andrés Garrudo; la Escuela Máximo Gómez (1976) en Camagüey, de Reinaldo Togores; y el Palacio de Pioneros Ernesto Guevara (1979), de Néstor Garmendia. Reinaldo Togores, Escuela Vocacional Máximo Gómez, Camagüey. Por último, construido según líneas estéticas sumamente puras, hay que destacar la nueva Embajada de Cuba en Ciudad de México (1977) y el Monumento a José Martí (1978) en Cancún, ambos creados por el talentoso arquitecto Fernando Salinas. F. Salinas y J. Delarra (escultor), Monumento a Martí en Cancún. Notas: |